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¿De
nuevo? otra vez estamos aquí, un nuevo cuerpo, ¿Quien es? (No lo se).
Pero lo trajimos aquí, sin titubear laceramos su piel y le arrebatamos
la vida de sus manos. Míranos, estamos empapados, deberíamos hacer algo,
no podemos continuar así. ¡No me beses! ¡Que no lo hagas! no busques
algo que sabes que después no puedes detener...
Nunca hemos dejado de desearlo, tocarnos las pieles empapadas de sangre, una seductora forma de amarse ¿No crees? (claro que si), ven aquí, déjame amarte mientras la sangre aún esta tibia, mientras aquel corazón que cuelga de la pared sigue latiendo...
MMMM... cada vez es mas idílico, cada ves te pareces mas a Bathory, me gusta, me excita. Ven aquí y bésame, déjame saborear tu sexo húmedo, entre sangre y pasión. Ven, abrázame, dejémonos llevar, tu iniciaste el fuego, déjame concluir este desvelo...
Oh.. Creo que alguien nos ha visto, yo te dije que seria mejor un lugar mas privado... espérame aquí, ya vengo...
Quédate quieta, proporcionaras el placer necesario para lo que queda de la noche querida amiga. No debiste pasar por este parque a tan altas horas de la noche, hay cosas que es mejor no ver, o no dejarse ver cuando las vez. Es tu turno amor mio, corta, rebana, taja, muerde, lame, besa, rasguña o mutila lo que desees, con verte en el frenesí de la lujuria me deleito como ninguno. Déjame verte mi amor, déjame ver como lo haces, sedúceme así...
Es totalmente exquisito ver como lo haces, tan meticulosamente, cada trozo que cae al suelo es tan previamente apreciado y saboreado, que al tocarla acera ya no tiene belleza que ofrecer, tu se la has robado. No sabrás nunca lo bella que te vez vestida del rojo de la sangre, en tu rostro crece un demonio, entre tus ojos el placer de que me una a tu cruzada, no lo hare, aun no es el momento, sigue deseándome como lo haces, has que crezca en los dos la añoranza del otro; nos consumiremos posteriormente entre los orgasmos, entre laceraciones naturales que llenan nuestros cuerpos con el placer del asesinato, con el placer sociópata del amor desatado...
Nunca hemos dejado de desearlo, tocarnos las pieles empapadas de sangre, una seductora forma de amarse ¿No crees? (claro que si), ven aquí, déjame amarte mientras la sangre aún esta tibia, mientras aquel corazón que cuelga de la pared sigue latiendo...
MMMM... cada vez es mas idílico, cada ves te pareces mas a Bathory, me gusta, me excita. Ven aquí y bésame, déjame saborear tu sexo húmedo, entre sangre y pasión. Ven, abrázame, dejémonos llevar, tu iniciaste el fuego, déjame concluir este desvelo...
Oh.. Creo que alguien nos ha visto, yo te dije que seria mejor un lugar mas privado... espérame aquí, ya vengo...
Quédate quieta, proporcionaras el placer necesario para lo que queda de la noche querida amiga. No debiste pasar por este parque a tan altas horas de la noche, hay cosas que es mejor no ver, o no dejarse ver cuando las vez. Es tu turno amor mio, corta, rebana, taja, muerde, lame, besa, rasguña o mutila lo que desees, con verte en el frenesí de la lujuria me deleito como ninguno. Déjame verte mi amor, déjame ver como lo haces, sedúceme así...
Es totalmente exquisito ver como lo haces, tan meticulosamente, cada trozo que cae al suelo es tan previamente apreciado y saboreado, que al tocarla acera ya no tiene belleza que ofrecer, tu se la has robado. No sabrás nunca lo bella que te vez vestida del rojo de la sangre, en tu rostro crece un demonio, entre tus ojos el placer de que me una a tu cruzada, no lo hare, aun no es el momento, sigue deseándome como lo haces, has que crezca en los dos la añoranza del otro; nos consumiremos posteriormente entre los orgasmos, entre laceraciones naturales que llenan nuestros cuerpos con el placer del asesinato, con el placer sociópata del amor desatado...
... Sathyr al mundo que deja atras...
Con mis manos en tu rostro observo como tu vida se va entre suspiros, unos pocos segundos más y toda tu vida se habrá extinguido. Sangre, sangre por todos lados, formando diagramas y mándalas, armonías de una vida seductora y una muerte abrumadora. Sadismo de amantes que nos lleva al éxtasis de la carne, apuñalados, vaciando nuestras venas sobre la piel aun latente. Sabemos que morirás primero, tu cuerpo no resiste como el mío el dolor de la muerte. Sabemos que serás feliz primero, tu mente es más paciente que la mía. La espera es más aniquiladora que tus dagas. No se si te encontrare al otro lado, ¿me esperaras? Estarás allá mientras abrazo tu cuerpo muerto y mi vida se evapora entre orgasmos fríos, gélidos, suspiros sobre tu cuerpo muerto.
Así somos, asesinos, egocéntricos, mataríamos por amarnos, sacrificaríamos la misma tierra solo por vernos sonreír de vez en cuando. Somos criaturas malditas por la sarcástica sonrisa de la crueldad. Así somos, sociópatas, atrapados entre reglas que deseamos romper al límite. Así somos, sin moral ni compasión; el único respeto que tenemos es el que hemos creado de este amor ilícito.
Seduciéndonos poco a poco, y como depredadores mirarnos esperando movimiento de temor, algún escape, una señal de cobardía que nos haga flaquear… Pero no es así, estamos tan estables, tan reales como la primera vez que nos vimos en aquel aeropuerto, esa tarde de Noviembre. Hemos encontrado en nuestro interior una satisfacción emocional, hasta el límite de lo físico; buscando entre nuestros cuerpos eso que tanto buscamos, y lo encontramos… Tuvimos que abrirnos al momento, hurgar entre la carne y los huesos, descomponer esa barrera que divide el instinto y la razón. Perdernos de toda humanidad y dejarnos ser… bestias sedientas de amor, incomprensibles sentimientos que terminan cegando la poca cordura que nos ata al dolor.
Antes de partir debemos rezar a nuestros dioses, a nosotros mismos debemos pedirnos perdón por lo que hicimos, y por aquello que no hicimos… sin arrepentimientos partiremos de este mundo irracional excluido de su verdadera humanidad. Bésame, abrázame, dejemos que nuestras palabras, sangre y dolor se fundan en un solo grito, un ahogado murmullo en la oscuridad de esta habitación, creando silencios que perduraran en el tiempo por la eternidad, letras escritas por el padre tiempo en su libro de la vida… Y solo quienes se atrevan a mirar dentro de si mismos, llenos de amor por ellos y sus amantes notaran esos murmullos que los llevaran a la misma demencia que compartimos en este instante, conocerán lo que dejamos atrás, antes de que nos encuentren bañados en el otro, y hayamos dejado nuestros cuerpos atrás, para rencarnar en otro nuevo y seguir con esta tradición de muerte y amor.
Y te has ido, me has dejado, tus ojos pierden el brillo que segundos antes quemaba mis fantasías. Te has ido entre gemidos ahogados en sangre, mi sangre, bebiéndotela insaciablemente, probándola como si fuera el elixir de la vida, ahora es mi turno, me beberé tu sexo, tu sangre, tu piel y mi vida será tuya en este instante final cuando e dejado de respirar…
Deja que mis manos invoquen los placeres que tu cuepro clama. Grita. Grita como ninfa, desatando esa lujuria que gusrdas para mi. Dejame consagrar tu sexo. Permiteme devorar tus senos. Tomame y adentrame en tu abismo hasta sucumbir a la sangre. Hirbiendo como el fuego. Te llevare al fuego infernal que este lucifer te tiene deparado. Di que si, sucumbe a mi influjo...
¿Poque? porque el pecado crece en mi como el sexo erectgo crece sobre ti. El infierno sera un placer si te encuentras sobre mi, mientras la herejía que cometes, Dios la observa morboso, voyerista, deseando juntarce a nuestra cruzada. Donde los incubos y sucubos acarician sus miembros en orgía invernal, observantes del placentero espectaculo de nuestras caricias. ¿Porque?, no lo preguntes mas, calla y sucumbre, grita y llora, la pervercion es solo el comienzo de tus labios, el culmen son tus muslos...
Esa iglesia en tu sexo, desea abrir sus puertas a este hereje. Consumelo, tocalo, besalo, profana de el toda cuanta moral existe. Desata la bestia e inicia el juego. Muestrale los senos que ocultras tras sotanas, el te acaricia con el falo de su demencia...
Sere tu pecado esta noche....
Dejame llenar el vacio de tu cuerpo con este infierno que te ofreco...
Ven... Ven frente a mí, déjame atravesar tus muslos con mi dicha, quiébrame cual cristal, seré el cerillo encendiendo tu antorcha, seré el falo que quema tus piernas, seré párroco y padre. Has la señal de la herejía en mi frente; Márcame, profundo, con sentimiento y alegoría, profana todos mis pecados. Comúlgame mientras desgarras la noche con tus gritos, finalmente, seré yo quien deje en tu paladar un gemido.
Con mis manos en tu rostro observo como tu vida se va entre suspiros, unos pocos segundos más y toda tu vida se habrá extinguido. Sangre, sangre por todos lados, formando diagramas y mándalas, armonías de una vida seductora y una muerte abrumadora. Sadismo de amantes que nos lleva al éxtasis de la carne, apuñalados, vaciando nuestras venas sobre la piel aun latente. Sabemos que morirás primero, tu cuerpo no resiste como el mío el dolor de la muerte. Sabemos que serás feliz primero, tu mente es más paciente que la mía. La espera es más aniquiladora que tus dagas. No se si te encontrare al otro lado, ¿me esperaras? Estarás allá mientras abrazo tu cuerpo muerto y mi vida se evapora entre orgasmos fríos, gélidos, suspiros sobre tu cuerpo muerto.
Así somos, asesinos, egocéntricos, mataríamos por amarnos, sacrificaríamos la misma tierra solo por vernos sonreír de vez en cuando. Somos criaturas malditas por la sarcástica sonrisa de la crueldad. Así somos, sociópatas, atrapados entre reglas que deseamos romper al límite. Así somos, sin moral ni compasión; el único respeto que tenemos es el que hemos creado de este amor ilícito.
Seduciéndonos poco a poco, y como depredadores mirarnos esperando movimiento de temor, algún escape, una señal de cobardía que nos haga flaquear… Pero no es así, estamos tan estables, tan reales como la primera vez que nos vimos en aquel aeropuerto, esa tarde de Noviembre. Hemos encontrado en nuestro interior una satisfacción emocional, hasta el límite de lo físico; buscando entre nuestros cuerpos eso que tanto buscamos, y lo encontramos… Tuvimos que abrirnos al momento, hurgar entre la carne y los huesos, descomponer esa barrera que divide el instinto y la razón. Perdernos de toda humanidad y dejarnos ser… bestias sedientas de amor, incomprensibles sentimientos que terminan cegando la poca cordura que nos ata al dolor.
Antes de partir debemos rezar a nuestros dioses, a nosotros mismos debemos pedirnos perdón por lo que hicimos, y por aquello que no hicimos… sin arrepentimientos partiremos de este mundo irracional excluido de su verdadera humanidad. Bésame, abrázame, dejemos que nuestras palabras, sangre y dolor se fundan en un solo grito, un ahogado murmullo en la oscuridad de esta habitación, creando silencios que perduraran en el tiempo por la eternidad, letras escritas por el padre tiempo en su libro de la vida… Y solo quienes se atrevan a mirar dentro de si mismos, llenos de amor por ellos y sus amantes notaran esos murmullos que los llevaran a la misma demencia que compartimos en este instante, conocerán lo que dejamos atrás, antes de que nos encuentren bañados en el otro, y hayamos dejado nuestros cuerpos atrás, para rencarnar en otro nuevo y seguir con esta tradición de muerte y amor.
Y te has ido, me has dejado, tus ojos pierden el brillo que segundos antes quemaba mis fantasías. Te has ido entre gemidos ahogados en sangre, mi sangre, bebiéndotela insaciablemente, probándola como si fuera el elixir de la vida, ahora es mi turno, me beberé tu sexo, tu sangre, tu piel y mi vida será tuya en este instante final cuando e dejado de respirar…
Erecta Herejía
Deja que mis manos invoquen los placeres que tu cuepro clama. Grita. Grita como ninfa, desatando esa lujuria que gusrdas para mi. Dejame consagrar tu sexo. Permiteme devorar tus senos. Tomame y adentrame en tu abismo hasta sucumbir a la sangre. Hirbiendo como el fuego. Te llevare al fuego infernal que este lucifer te tiene deparado. Di que si, sucumbe a mi influjo...
¿Poque? porque el pecado crece en mi como el sexo erectgo crece sobre ti. El infierno sera un placer si te encuentras sobre mi, mientras la herejía que cometes, Dios la observa morboso, voyerista, deseando juntarce a nuestra cruzada. Donde los incubos y sucubos acarician sus miembros en orgía invernal, observantes del placentero espectaculo de nuestras caricias. ¿Porque?, no lo preguntes mas, calla y sucumbre, grita y llora, la pervercion es solo el comienzo de tus labios, el culmen son tus muslos...
Esa iglesia en tu sexo, desea abrir sus puertas a este hereje. Consumelo, tocalo, besalo, profana de el toda cuanta moral existe. Desata la bestia e inicia el juego. Muestrale los senos que ocultras tras sotanas, el te acaricia con el falo de su demencia...
Sere tu pecado esta noche....
Dejame llenar el vacio de tu cuerpo con este infierno que te ofreco...
Ven... Ven frente a mí, déjame atravesar tus muslos con mi dicha, quiébrame cual cristal, seré el cerillo encendiendo tu antorcha, seré el falo que quema tus piernas, seré párroco y padre. Has la señal de la herejía en mi frente; Márcame, profundo, con sentimiento y alegoría, profana todos mis pecados. Comúlgame mientras desgarras la noche con tus gritos, finalmente, seré yo quien deje en tu paladar un gemido.
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