Cartas de un asesino.
Noviembre 12.
Caer en la desesperación de tu
propio ser, es como morir mas de una vez, agonizando sin poder resistir, y
creer que algún día vas a volver a surgir. Te engañas a ti mismo mas veces de
las que puedes contar, recriminándote, asignándote un divino castigo, un látigo
de prejuicios. Un verdugo más de tu ego, eres tú, y tu desconcierto. Traidor.
Juez. Proscrito. Seduces tu aliento al intoxicante humo de un vicio, matando tu
anhelo de tranquilidad entre sombras que ciegan un juicio visceral.
Auto mutilando la cordura,
suturando con locura, mientras sangras gotas de irrealidad. Tapas tus extraídos
ojos con prendas manchadas de ilusiones, ya no son más que abortos de tu
memoria, intentando agarrar el aire que se escapa por los agujeros de bala
decorando el desnudo cuerpo de tu humanidad.
Despiertas de las horridas
pesadillas de tu sub-consiente, piensas que todo ha pasado ¿Tu mente, alma,
cuerpo y corazón están correctamente colocados en su lugar? Caminas
rutinariamente a tu trabajo; el mismo de tantos días siameses, comes, la tasa
de café, fumas la misma marca de cigarrillos, el mismo vaivén de pasos de
regreso a casa, la fatiga, la cama, discusiones, la misma pesadilla. Rondas
diariamente el paredón de fusilamiento sin morir por la rutinaria metralla.
Te despiertas, gritas la
ignorancia de tu sabiduría. Sudando el dolor de las pérdidas. Llenando de odio
el poco corazón que aún late en tu pecho. Eres solo un infante ambulante entre
sueños rotos y juguetes viejos, malgastados por el paso del tiempo, por los
golpes de cada juego, sucio por las manos de cada nuevo suceso.
Cambias, mutas, constantemente
te suicidas, no encuentras tu dueño, tu ego. Y sigues empeorando, cayendo en el
mismo agujero, esa misma fosa donde los cuerpos se acumulan como estiércol.
Muestran la cantidad de asesinatos que has malgastado. ¿Cuántas son ya? ¿Cuántos
rostros espejo he tenido que joder? ¿Cuantos muertos cargo y no puedo ver? Te preguntas
sin obtener respuesta, has enterrado un nuevo rostro, otro más a la lista.
¡Sheck! Un fantasma más sobre la cama.
No me culpes, yo no soy el
primero, ni seré el ultimo, pronto nos veremos las caras de nuevo, en el mismo
lugar, en la misma fosa, bajo la misma tierra. Déjame enterrarte, descansa,
solo eres un rostro mas en esta retina, solo un muerto mas en mi rutinaria
memoria, solo un suicidio mas en esta mente antinatural…
Cartas de un asesino.
Noviembre 12.
Una palabra...
-Hazlo...
Una palabra es lo que basta para terminar,
exterminar cada parafernalia,
suspender la respiración
y acabar con el amor...
Dejaremos que esto suceda,
a corte de cuchillo y sangre derramada;
arrugando los papeles del calendario,
aquello días que dejamos atrás,
envolverlos en si mismos;
como piedras,
y arrojarlos al fuego...
Una palabra basta para el homicidio,
una leve caricia de la muerte
con su sonrisa de atardecer.
Si es que las ganas abarcan las alas de los ángeles caídos,
y las noches abrazan la sabana esmaltada de tintes;
una sola palabra escrita,
un solo adiós fue dicho...
Aquí me encuentro ahora,
con las manos empapadas y bañadas,
temblorosos placeres me acojan
y sacan de mi cada fibra inesperada...
-Hazlo...
Fueron tus ultimas palabras antes del sutil,
efímero,
inexplicable
y sarcástico...
-Siempre fue así, nunca importo tanto como creímos, nunca fue tan especial como esperábamos, y lo has demostrado... Esta hecho...
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