Periodismo

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sábado, 1 de marzo de 2014

Marisa


Te digo adios...

Me despido de ti, 
amada mia, 
con tristeza de no haber solucionado nada, 
y un vacio, 
pero sin odio, 
sin rencor, 
sin ira,
sin miedo... 

Te digo adios
con amor y cariño,
como un viejo amante,
un viejo amigo,
como un desconocido, 
como un extraño;
como un fantasma
que va de camino al portal de la otra vida
para nunca mas volver:
sin remordimientos, 
sin nada que perder, 
sin nada que ganar,
sin nada que deber o cobrar... 

Te digo adios
con el corazon y el alma
emamcipadas en el amor que tenia para dar
y que seguira ahi
hasta mermar los latidos 
de la mente y el recuerdo... 

Te digo adios,
amada mia, 
para no volver a sentirte cerca,
o lejos,
para no olvidar,
pero tampoco evocar recuerdos melancolicos... 

Te digo adios 
como se despide el sol de la luna, 
como la luz a la oscuridad; 
te digo adios para dejar todo sobre la mesa 
y retirarme como el viento: 
sin ganar, 
sin perder...

Te digo adios, 
definitivamente, 
para buscar la felicidad 
promesa de alguna vez...


La Fuga...

Podriamos imaginar,
por un solo instante
que ella lograra equilibrarme,
sacar de mi lo bueno
que todos dicen que tengo;
por un leve segundo
olvidaria mis heridas
y quizas resurgiria
como una criatura divina,
con una nueva vision de la vida...

Puede que fuera asi,
pero no lo sera,
ella no esta aqui
y yo simplemente existo,
como un mito perdido
tras la pantalla del rabillo,
no soy para ella
un especimen digo de su alegria;
de la de nadie...

Asi se marchita
cada momento
calculando mundos paralelos
entre variables alternas
que nunca seran realidad,
vivida;
un aqui,
un ahora,
un alla,
un futuro,
esa es la meticulosa
y cruel verdad;
un pequeño ser antropomorfo,
tan lleno de tristezas
como defectos,
esperando ser algo,
para aquella mujer
que pareciera ser tan inalcansable
como inolvidable...

Corto

El odio creció más allá de la razón,
arremetió el amor
mientras la ira sacudía todo el corazón
y la muerte afloraba en la habitación…

Nos calcinamos entre paredes,
quemando todo de nosotros,
olvidando las mentes,
arrojamos nuestros votos…

Solo el silencio fue testigo del amor que nos dijimos,
solo las sabanas vieron el afecto vespertino,
antes de la guerra final,
esa que nos mato sin vacilar,
cobrando nuestras almas
como pago a un castigo mayor…

Esa fue nuestra historia,
un recuerdo a perder,
un cuento sin autor;
protagonistas sin perdon,
en la novela del amor,
una página a romper,
un capitulo medio escrito
que termino como un suspiro…