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domingo, 2 de diciembre de 2012

Relatos sin tinta

 ...Interpretando a Dios...

Atacan de nuevo
sádicos los enfermos
acribillan la mente
sin equidad los enfrento.

el tiempo es tan poco
como el sufrir de un loco,
entre juegos macabros
que aun seguimos tentando,
rutas tormentosas
son las que nos llenan de euforias.

Son las memorias
en noches de aurora,
como ese beso incisivo
que siento latente,
en mi boca fue decisivo
el instante de tu muerte.

Se fue la respiración de tu pecho,
un suspiro nada más.
Te llevaste el calor del cuerpo,
un instante para delirar.
Falleció tu ser terso,
una foto sin destrozar.
Lejos de ti mi recuerdo
veo el futuro pasar.

-¿Es siempre igual?
-¿Fue esto similar?
-¿Sera algo literal?
-Es diferente el final...

 

...Augurios de soledad...


La esperanza no acabo
y el dolor renació,

todo cuanto pensé que resistía
se derrumba con una palabra
mientras tus pasos no se detienen
en el camino a marcharte…

Sangro, lloro, muero y vivo,
todo me compone y me descompone,
si me ves riendo es falso,
si me ves llorando es en vano,
ya no tengo porque luchar
solo me queda resignar,
perder el tiempo pensando,
matar el destino apostado…

Un cariño que se anhelo
se desvanece sobre un abismo,
una caída sin reparo,
un golpe inesperado,
devorando cada momento guardado,
escupiendo solo el dolor malsano…

Enterrándose en el tiempo
de repente no se alcanza el presente,
se tambalea el futuro
y se destruye el pasado…

Karma que no se espera
como norma de frenesí,
impulsos de temor,
deseos de actuación,
desesperación de atadura
y augurios de soledad…
 

-Carta a un fantasma-


Ahora que te has ido puedo escribir cuanto deseo, sin miedo a que sepas que es lo que siento.

No es tanto el tiempo, ni mínimo lo transcurrido, cuando del umbral de mi vida partiste. Con tu mirada fija en otros horizontes, sin ver atrás todo cuanto quise ofrecerte. No te negare que en la tranquilidad hay desesperación, una intriga de imaginar que me deseas. Pensando que tu amor es solo un cadáver que se posa bajo un velo, una rosa marchita, una estrella extinta. Quisiera ser como antes, y volver a enamorarte, quitarme la incertidumbre y olvidar la zozobra. Estaré bien, eso es el destino, el camino es incierto, la meta es el oasis del desierto. Pero tengo sed, sed de tus besos. No me es fácil olvidar el paraíso que había descubierto, su belleza abrumadora y su lujuria abusadora, todo cuanto de ti vi, todo me gusto, hasta que palabras llenas de mentiras redactaste en mi melancolía. Convertiste todo en cenizas, dudas y sosiegos, cuando de ti solo quería amor y consuelo. Te fuiste, como un ave que no regresa, como el pasado que no perdona me borraste de tu historia. Ahora solo nos unen los lazos de la materia, objetos que poseemos el uno del otro, ya no hay hilos rojos que imaginar, ya no me puedo engañar más, tú no volverás. La historia se repite entre mis dedos, como una película que no logro detener a tiempo. Una y otra vez me doy cuenta de lo fuerte que puedo llegar a ser, y aún así existen momentos de debilidad, de sueño, de ilusiones en las que deseo encontrarte de nuevo entre las hojas de mi cama, entre las sonrisas de mi almohada y los besos de la ventana. Aunque no quiera te espero, y observo las estrellas que alguna vez fueron testigos del mudo abrazo de nuestro desconsuelo, atándonos de pies y manos al alma anexa, al cuerpo supuesto de lo que sentíamos. Te fuiste, cortando cada lazo que podría llegar a devolvernos al comienzo. Tú lo quisiste así, te enajenaste de mi cuando quisiste olvidarme por el odio. Como podre arreglar el alma cortada por la incisión de tu indiferencia, si imagino que solo la sutura de tu compañía podría arreglarla…

He perdido toda cordura de la realidad, no creo en la verdad y confió en la mentira, viceversa. Te fuiste y contigo destapaste cuanta pintura encontraste, deseabas que recordara tu partida a cada instante. Ahora veo daltónicamente las formas de la vida, y me intrigo con la sinestesia de los recuerdos que evoca la sinceridad de mi habitación, mostrándome cada paso que dimos, discusión y consuelo que vivimos…

Te alejaste tan rápido como pudiste, en silencio, nunca supe lo que pensabas, nunca pregunte si volverías, imagine que no era necesario, tu rostro daba las respuestas, tu vos se perdía entre tu mirada como las ondas en el agua, no era necesario, no miraste atrás, titubear no era una opción, ya no mas, nada que perder, todo para olvidar, te fue fácil hacerlo, recuperaste la vida que siempre has tenido cuando yo intento armar la que estaba construyendo a tu lado…

La vida que tenía ya no la busco más, deseo algo nuevo y fiero, fuerte y eterno; hasta que el tiempo no digas más y no una discusión entre la voz. Ahora busco una nueva vida en la que tu nombre no está escrito con mi tinta, el tintero te lo has llevado y de mi te has olvidado…