Periodismo

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jueves, 29 de noviembre de 2012

Poemas a tinta azul...

...TEATRO...

 Mientras mas me entrego a tu encuentro
mas me detengo a pensar en mi
siendo tu mas perpetuo alimento
no me he de arrepentir,
y pienso que esta diversión
no llegue a un final o lugar
entre impulsos de temor
tras el instinto animal...

Estaré allí al anochecer
justo antes de dormir,
atado al amanecer
entre horas por asumir,
cumpliendo con mi papel de hombre
buscare tu interior secreto
socavando mi hambre
con pasión y anhelo siniestro...

Siempre te veré soñar
caminando sobre la libertad,
omitiendo alas para volar
cuando atrapa la soledad
tras el eterno reflejo,
envuelto en deseo
que no veo tras el espejo
acribillando el aire perverso...

Despierta de la vanidad
levantando de los ojos el telón,
mostrando tu lasciva maldad
mientras inicia la función...

No me dejaras aquí detrás,
a tu lado es con quien debo entrar...


"Buenos días mi amor"

Eran las palabras más hermosas que me decías al iniciar cada día,
“buenos días mi amor”
Llenaban mi demencia con sudor y alegría,
ahora que no las escucho
reconozco el peso de su influjo,
la fuerza de su ánimo
y la eternidad de tu recuerdo
era idílico todo eso
cada amanecer y despertar
era un sueño hecho realidad
sin pensar que acabaría
me eche la moral al hombro
sin preocuparme más de todo
solo espere ese instante
siempre anhelante
donde tu boca respondía a mi escucha
“buenos días mi amor”
y no busque más tu recuerdo
y no encontré más tu cuerpo…

Hoy te he escuchado de nuevo
“buenos días mi amor”
y no estabas aquí,
se lo habrás dicho ya a alguien más
¿Que hasta a mi llegaron las palabras?
No lo sabré
porque ya no estas aquí
para despertarme como siempre lo hacías
y devolverme la esperanza
esa que se fue con tu huída
junto a cada palabra de alegría
“mi amor, buenos días”...

FUGAZ MIRADA

... A Paola Osorio

La mirada abarca un mundo vacío,
intocable y sátiro,
como las pupilas que me observan,
un brillo que se contiene
con delineador que embellece…

Cuanto ocultas tras tu ventana,
un alma se ve tras su cristal
llorando su soledad
y cuanto el futuro extraña…

Y cubres cada noche el espejo,
borrando cada reflejo,
olvidando el mundo externo
mientras te hundes en tu infierno…

Miras el mundo enfermo,
como se pudre y se muere
lloras el cielo al llover
enrojecidos se pueden ver…

Ojos como tazas de café
que miran dentro de tu ser,
penetrantes cual verdugo
predicen el futuro…  



De ti...


De ti me quedara el recuerdo,
una fotografía y un sueño,
entre la memoria un ayer
que se refleja en mi piel.
Son espectros que siguen latentes
como ondas en el agua tranquila,
siempre atentas en mi mente
vuelan sobre mí con un águila…

De ti me quedara la enseñanza,
el aprendizaje y la añoranza
del límite que no se debe cruzar,
de la línea que no hemos de borrar.
Mientras aún vivimos
y los años bifurquen las caras,
siempre lo sabremos
fuimos amantes sin mascaras…

De ti me quedara la alegría
de aquello cuanto prometimos,
cuando entre el paraíso y el exilio
sedujimos a Narciso…

De ti estaré aquí;
la vida se divide en dos,
antes y después de ti,
con destinos separados…

miércoles, 21 de noviembre de 2012

Cuentos anorexicos

"Causalidad 


La calle fuerza mis pies a caminar, la luna obliga a la mente a divagar y el tiempo turba el cuerpo hasta recordar. La noche en su magnificencia, brillo y desesperación cubre una ciudad en la que escondes tu mirar, cuando me siento tras el frio acero del vehículo que de tomar. Buscare lo único que no puedo esperar mientras el insomnio invade mi ser y las medicinas no cometen suicido esta vez.

Conduciré por la turbulenta autopista como si fuera una pesadilla, mirando cada rostro ilícito lleno de licor, aquellos asistentes ebrios de festines orgásmicos perturbados por alucinógenos y música. No doy con la causalidad de toparte o tal vez atropellarte ya que la mente se va, se aleja, nublada por efectos imprevistos de ausencia ingerida al calor de la zozobra y al abrigo de la sombra.

Pasando una esquina, atestada de un gentío bullicioso, una búsqueda que llena mis nervios hasta desbordarlos cuando me detengo a fumar e intoxicar mi cabeza:

-Esta ambigüedad ya no da más, mi cuerpo está a punto de estallar-.

Seguiré el camino, algo ha de suceder antes de que el reloj de mi radio dicte la inminente madrugada de otro día sin alcanzar cuanto deseo al soñar. Y dirigirme nuevamente a mi hogar, con la cabeza fuera de sus hombros, los ojos fuera de sus agujeros y las manos quietas en el asiento, ha hecho efecto la medicina y de repente padezco de un sueño incontrolable. Quizás te encuentre allí, donde el dolor no es más que un imaginario y la realidad parece ser cosa del pasado.

Me veras aparecer en tu televisor, en las noticias de las 7 am, o en la portada de algún aparador olvidado por un trapo, como primera plana de un periódico amarillista, quizás como encabezado de una revista...

"Un sujeto mas se accidento anoche en la ciudad..."

  Noche, una noche antes de terminar (2012)

 Acaso es un acto, una partida perdida donde las jugadas son solo habladas y no usadas, promesas vacías que destrozan la mente. La pasión se ha erradicado en nuestros caminos, unos pasos frente a mí, únicamente de reojo me miras, tirándome migajas del amor que una vez profetizabas, cenizas al fuego hechas mientras murmuras algo con tus ojos ya fríos, inexpresables, enajenados, ojos tóxicos que asesinan mis fantasías de estar unas horas más antes de tu partida. Porque estas tan helada, seca pantomima que consume en agonía el beso que tanto deseo darte, ese beso que ya otorgaste a otro amante, un beso que ya no es mío.  

 

Te observo inerte, como muerta, asesinada, sangrando, vacía ya de toda emoción, con tu mirada cerrada y tu boca rota que ya no habla. No percibo ya mis huellas en tu piel, en tus labios, en tus pechos; ¿Las has borrado?, cambiaste de piel como medusa y abandonaste mis pupilas para seguir otra pupila.


Para que estas aquí sin abrazarme o mirarme. No basta con que te vayas que debes torturarme antes de marcharte, sentir el agrio sabor de tu presencia que ya no me ve con alegría. Me deseas condenar al silencio de tu alma infinita, tragándome el llanto por tu decisión de partida ya que es tu coraza, ese castillo, no puede ya ser mas helado, más frío, no puede ser derretido. Me absolviste del más hermoso pecado que conocí al amarte, la pasión de tu sexo y tu obsesión.

Vete ya que no quiero este dolor más, lo sé, solo quieres irte, yo quiero verte. Déjame aquí que ya no tengo más de ti, te quedaste un día más para sentirme aún más triste, mientras yo busco consuelo en el regazo de tu pecho me dejas una y otra vez con la cabeza, y un llanto de sosiego.

Mientras duermes yo escribo, enfermo, envenenado por tu cruel sueño, un verdugo sincero que me mata cada vez que llego al ensueño. Es mejor saber que estoy solo sin verte cerca; sin estar impregnado de tu aroma y sin tener tu cuerpo desnudo en mi alcoba, no quiero probar mas el sudor de tu indiferencia en mi recuerdos antes de tu partida, prefiero el recuerdo fresco de tu sonrisa, de tus ojos de cristal antes de toda esta calamidad.

Y despiertas de los sueños, aquí, de nuevo, me ves y no soy nada, me agitas con tus manos que ya han tocado nuevos sentimientos. Me ves y te sientes inconforme, perdida, no hay más que pueda darte porque ya no quieres recibir.

Musa juvenil, tus labios me han exiliado después de hacerme amar la vida. Solo me queda el pensamiento de nuestro exceso. Tu sexo ya no me espera junto a un beso. Te has ido y yo me quedo. Solo y perdido me veo. Violento es este teatro, con tu actuación, realidad que he de afrontar con un alma oxidada, una espada marchita, un escudo roto y un ojo roído. Sin musa que me convierta el alma en oro, la espada en hierro solido, el escudo reforzado y me devuelva mi ojo. Mi tumba será un lecho donde recuerde la palabra que alguna vez surgió de tu mirada, "Te amo", y no sabré de ti, no sabré más, porque ya te has ido, mucho antes de cruzar el umbral de mi destino.

 "NADA"


Los vasos, las copas, los segundos, las botellas. Navegan en la mano como botes a la deriba. Agitandoce se encuntra el liquido dentro del cristalino, una centencia sin verdugo. Vicios que pasan sin ser castigados, mientras se bebe la muerte a sorbos, y vemos el reflejo de las imagenes en el humo toxico de un cigarrillo.

Los sentidos se alteran y las limitaciones se destierran, "no importa" es lo que se piensa, cuando al muerte bebe al lado del temeroso, besandole las copas que dirige a sus labios para así ahogar las penas en el profundo rio de la negligencia.

Esperando ser envenenado con ese mismo nectar que surca de botella a copa y de copa a boca. "Mátame" piensa el que bebe, mientras lee entre letras lo que no desea decir, y simplemente surge de los labios que se rompen al pronunciar palabras cortadas por el cristal del vaso.

Y se bebe el desierto de las emociones cuando nadie esta ahi para nutrirlas. Melancolias que se buscan y se pierden. Dolores que se perciben y se olvidan. Anhelos que se destruyen y desesperadamente se arman, con manos de bebe, con infantes movimientos tratamos de contruir enla mente lo que el agua destruye, se lleva, como la arcilla se desploma al ser bañada en agua.

Una mas amada muerte, sirveme una mas que no importa ya que pueda pasar; así el dolor corte la belleza de mi cuerpo moribundo, a la nada no se le involucra, solo esta, acompañante. Grita. Vive a cada verso, muere a cada sorbo, y el tiempo merece surcar despacio, así como cuando se bebe en feliz realidad.

Nada, la nada, la nada es ahora, es siempre, es bebida a vasos de silencio, a palabras que se pierden en el odio, a besos que se enmrojecen por el rencor. Hórrido es el vaso que bebo mientras me miro al humo espejo. Invierno en la piel, averno en la mente, ojala me ahorcara la luz, mientras surge la demencia. Solo la nada, vertida en la boca.

inmediatamente el tiempo pierde su flujo entre las hondas de este rio, perdiendo las lagrimas y sus benditos dones, cuando la ironía esta en la noche y su reflejo entre los ojos veo a la luz. Afán que despoja arduamente mi temple, moriendo como un rey entre la onda playa de flores que rodea los muros de la inutil vigilia. Explorando el cielo marchito, figurando las cosas que no se nombran, las letanías de los pasos que ante la sombras se nombra.

Veré mis huesos, blancos como la perla, degerándome de a poco, pudriéndome verdaderamente. Observando cómo se acumulan los cristales, en el suelo, la mesa, la memoria, muestran el reflejo de los sentidos que durante siglos oculto al hombre que fui, que soy, que seré, protegiéndolo de su dolor sin reparo en su escritura.

Anathema que se deforma, se pierde en las cenizas de los vicios, en las gotas de los suicidios. Cuando la frecuencia se destiñe, se decolora en anciedades y dudas. Dura es la realidad de la copa, del vaso, del fuego y su consumo. Confidencias, pecados, se diluyen en las botellas vacias que reposan en la esquina de la habitación, recordandome que ya han pasado algunas horas; o minutos. Memorias inscritas en transparencia, muestran lo que ha muerto con clara pasiencia.


  Ruleta Rusa


El aire impregnado del intoxicante sabor de la nicotina. De llegada no había notado en detalle la habitación, es gris como el aire que la  habita. Un cuadro es su único decorado, un bosque en alguna parte del mundo, con una cabaña, un pequeño rio a su izquierda, las montañas de fondo como un cuadro dentro del cuadro y dos semblantes humanos, un adulto y un infante de espaldas a mí, mirando fijamente la inmensidad de las montañas que los protegen. Una mesa circular, seis sillas la rodean por toda su circunferencia. “Qué lugar tan sombrío” pensé en el momento. Sus grises y roídos colores, su atmosfera, su visitante la hacen parecer más mórbida y cruel, despiadada.

Tomare asiento en una de las sillas, hay un lugar con mi nombre, Alexander. Después de unos momentos, mientras examino con más detalle la tumba que me rodea, la puerta se abre varias veces, tres personas más entran a la habitación, sus rostros reflejan las razones y motivos que los trajeron aquí, tristeza, emoción, riesgo, insatisfacción, odio, etc. Sus ojos como ventanas de sus almas me dicen que será una noche muy corta, seductora e irresistible será la velada. Unos minutos más tarde, la puerta se abre y dos personas más se adentran en la reunión. Igual que a los anteriores invitados, sus ojos son la respuesta al porque se encuentran aquí. Estamos completos, seis sillas, seis almas, solo una saldrá de esta habitación.

Reconozco algunos de los rostros, amigos, amantes, compañeros, conocidos, todos son familiares, pero no logro recordar de donde son o de quienes se trata; solo imágenes se cruzan por mi mente de situaciones que alguna vez viví y lugares que alguna vez visite, nada más.

Algunos minutos de silencio antes de que se rompa a causa de los paquetes de cigarrillos crujen, los encendedores rechinan y las bocas inhalan más del tóxico vicio. Me ahogan, me incitan a seguir matándome. La puerta chilla nuevamente, una mujer, hermosa, tal belleza nunca la había visto en mi vida. Su traje negro ajustado, su falda larga, sus tacones altos, su escote, su maquillaje, su lisa y larga cabellera negra como las sombras abruma los sentidos de todos los presentes. Su presencia aunque bella, despide un aura de muerte creando un ambiente sepulcral a la habitación.

Lentamente se acerca a la mesa, rodeando la mesa, Observando cada una de las almas sentadas, en su tranquila mirada se puede notar que nada se le escapa, lo sabe todo, aún mas que yo, ve emociones y realidades que yo ni puedo sospechar, “¿Que puede ver? ¿Sabrá todo sobre mí? ¿Qué percibirá su mirada, más allá de lo que yo puedo discernir?” son algunas de las preguntas que cruzan mi mente antes de que sea mi turno de ser interrogado en silencio. Ha llegado, la veo, sabe todo sobre mí, lo sé, lo puedo ver en la sonrisa de su blanco rostro; unos labios hermosos, unos ojos que nunca habría podido imaginar, su belleza es excelsa. Sabe todo sobre mi con solo mirarme, me conoce como nadie lo ha hecho, con solo mirarme sabe mis más oscuros y morbosos deseos. Sonríe, la comisura de sus labios se denota, es hipnotizante. Pero no expresa mucho, es fría, solitaria, lo sé, lo veo en sus labios que nunca han sido besados.

Sigue su ronda por la mesa, después de unos minutos se detiene y de la nada saca una calibre .45, seis tiros, hermosa debo admitirlo, su resplandor asombra a algunos de los asistentes quienes nerviosos aspiran exaltados sus clavos de ataúd. Una bala es colocada por sus delicadas manos, da vueltas el tambor; parece eterno, como si fuera a una velocidad en la que la mirada puede detallar cada vuelta del tambor, los sentidos traicionan creando la ilusión del tambor de una marcha militar, retumbando en la piel, indicando que el final se acerca. Cuidadosamente jala el arma a un lado y de esta forma el tambor se incrusta en el arma dejando al destino la ubicación del proyectil. Como último movimiento de sus pálidas manos la .45 sobre la mesa, en toda la mitad, a la vista de todos, designando con una leve caricia en el hombro a quien debe comenzar la partida; tres puestos antes de mi.

Aquella persona, la primera del círculo, lenta y tímidamente mueve su mano hacia el arma. El sudor empieza a empapar su frente, el miedo provoca que su cuerpo tiemble, quiere huir, pero la decisión ya fue tomada, el arma esta en sus manos, los ojos se clavan en el gatillo. “Como dispare es lo de menos, igual morirá, eso es seguro” es un pensamiento que recorre mi mente mientras observo la dirección del arma a su cien, a su cabeza. Tristemente el gatillo es jalado… Click!... En vano sus ojos se cierran bruscamente como evitando ver el Flash del arma al dispararse. Se ha salvado.

-No es tu hora- Se escucha la delicada voz de aquella mujer vestida de negro.

Aquel asustado ser deja el arma en el mismo lugar de donde la tomo, suspirando y transpirando por la tensión que acaba de sufrir. Mira fijamente al siguiente en la lista, aquel que sigue determinadamente toma el arma, su exaltación es tal que no lo piensa dos veces y posa el arma en su boca, en un solo movimiento; casi imperceptible, jala del gatillo sin quitar la vista del cuadro que tiene al frente; aquel hermoso cuadro que decora la sombría habitación… Click!... Una lágrima surge de sus ojos y acaba en su mentón mientras posa el arma en frente de su predecesor.

-No es tu hora- Suena nuevamente la melodiosa voz de la mujer de hermoso maquillaje.

El siguiente no quita los ojos de encima de aquel artilugio de muerte, mira a la mujer que tranquila devuelve la mirada, sonríe cariñosamente, como sabiendo de ante mano que va a pasar. Toma el arma y lo posa bajo su mentón, se ve que pasa saliva, nervioso se ve su semblante. –Perdóname- una única palabra surge de su boca… Click!... Tranquilidad, eso es lo que veo en su rostro ahora, una nueva visión del mundo, un nuevo sentido para vivir. –Me ha perdonado- dice nuevamente mientras coloca el arma enfrente mío, en el centro de la circular mesa.

-No es tu hora- Dice la hermosa mujer de cuerpo perfecto.

El resplandor del arma es tan hermoso como el de la luna, clama ser probado, utilizado, me llama. Mi mano se mueve, toma el arma, y veo casi fuera de mi; como desdoblándome, mi cuerpo sosteniendo el arma, -No lo hagas! No lo hagas!- me grito a mi mismo desde las alturas, sé que no me escucha, es inevitable. La atmosfera se pone densa, ya no es lo intoxcicante de la nicotina lo que me ahoga, es el olor a sangre que siento en mi garganta cuando el frío acero toca la piel de mi frente. Se detiene, como en una pausa prevista en una película.

Me veo sentado sobre una silla, con el arma puesta en mi frente, observando fijamente a la mujer que nos acompaña. Ninguna expresión en mi rostro, solo determinación, sin miedo, sin pasión, sin odio, sin amor, no hay nada más, por eso estoy aquí, y aquí acaba… Click!... se detiene todo, y veo el rostro de todos los presentes, aterrados, asqueados, asuntados de algo que yo no puedo saber, sus manos entorno a sus bocas intentando disimular el vomito que en sus estómagos se alborota. Coloco el arma sobre la mesa, el cañón humeante muestra el uso de su carga, y veo el casquillo de la munición sobre la mesa, aún rodando. “Ha pasado, he sido yo”.

La mano de la seductora mujer se posa sobre mi hombro, lo siento, se agacha un poco para estar al nivel de mi oído, -Vámonos- su voz se filtra en mi interior como un virus, invadiendo cada fibra consiente. Casi mecánicamente me levanto y me dirijo hacia la puerta, pero no puedo evitar mirar atrás y ver mi cuerpo inerte sobre la silla, echado para atrás, sostenido solo por la silla, un charco de sangre sobre la pared, gotas que caen a un charco carmesí sobre el suelo, puedo imaginar aun sin ver los restos de mi rostro.

-No mires mas, tenemos que irnos- Me dice aquella hermosa mujer mientras toma mi mano entre las suyas, y como una niña mimada tira de mí para sacarme del cuarto. Al verla nuevamente tan hermosa me doy cuenta que tal belleza solo puede ser la de la muerte... 

... y yo ya estoy muerto…